El abanico de emociones que experimentamos en los diferentes momentos a lo largo de la vida usualmente define nuestro día: asociamos aquellas positivas con un día productivo y maravilloso, mientras que las negativas auguran un mal pasar.

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Algunas veces no sabemos expresar lo que sentimos ni podemos adivinar exactamente lo que estamos experimentando. Y estas afectan directamente a nuestra mente y, por qué no, a nuestro cuerpo. Es la represión de estas las que usualmente nos hacen enfermar, por eso ¡Experiméntalas sin remordimientos!

La palabra emoción viene del latín emotio que significa movimiento o impulso. Esto quiere decir que las emociones son reacciones que tienen como fin “movernos” internamente y cumplen la función de ayudarnos a entender “nuestro medio”.

Por otra parte, su origen fisiológico se manifiesta mediante cambios que pueden ser físicos y/o psicológicos. Es necesario reconocer y validar cada una de las emociones que experimentamos para que estas puedan cumplir su función. Solo es cosa de darles su espacio.

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Una forma de estar bien con nuestras emociones es aprender a regularlas. Aquí te entregamos 4 tips:

Tip 1: Identificar nuestras emociones. Una buena forma de hacerlo es escribiendo lo que sentimos, esto nos ayuda a conocernos y aprender sobre nosotros mismos.

Tip 2: Reflexionar. Es necesario observar la emoción que acabamos de identificar y verificar cómo nos afecta y en que parte del cuerpo de manifiesta.

Tip 3: Respirar.  Hacer ejercicios de respiración nos ayuda a calmarnos y concentrarnos para pensar con claridad.

Tenemos el poder de manejar y controlar nuestras emociones para que no nos perjudiquen. Esta habilidad es importante para poder alcanzar el equilibrio y el bienestar. Regular nuestros sentimientos nos ayuda en muchos ámbitos y es una buena aliada para cuidar nuestra relación con nosotras mismas y con quienes nos rodean.