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¿Saciedad o apetito?: Entender el comportamiento alimentario puede ayudarnos a controlar el peso. La obesidad que hoy aqueja a tantas sociedades desarrolladas es un fenómeno complejo. Durante los últimos años se han realizado infinidad de estudios con el objeto de determinar su origen y causas desde los más diversos puntos de vista –biológicas, genéticas, económicas, culturales, educativas o psicológicas, entre muchos otros.

En este sentido, uno de los elementos fundamentales de la obesidad y el sobrepeso es el comportamiento alimentario de individuos y grupos sociales. “Probablemente cualquier patología relacionada con la alimentación radica en el inadecuado abordaje que se hace del comportamiento humano”, escriben los doctores Antonio López-Espinoza y Alma Gabriela Martínez Moreno, ambos miembros del Sistema Nacional de Investigadores Perfil Promep en La importancia de comer bien, publicado en la revista México Social.

¿Qué es exactamente el comportamiento alimentario? Según explican los autores es todo aquello que hace un organismo para alimentarse, es decir, buscar comida, prepararla, almacenarla, seleccionar el tipo o tamaño de la porción, socializar mientras come, excretar la comida, etc. En razón de esta diversidad, la conducta alimentaria debe estudiarse a partir de diferentes disciplinas, como la psicología, la antropología, la biología y la bioquímica. “Es casi irracional que se pretendan solucionar problemas como la desnutrición o la obesidad sin un adecuado abordaje del comportamiento alimentario”, advierten.

 Apetito vs Saciedad

Los autores explican que el hambre juega un rol determinante en la conducta alimentaria. Se trata de la necesidad, urgente, inaplazable y prioritaria de ingerir alimento, producto de la necesidad celular de nutrientes. Cuando esta necesidad no se cubre, o se cubre parcialmente durante periodos prolongados, aparece la desnutrición. En sentido contrario, cuando la necesidad se satisface, la persona estará, en teoría, debidamente alimentada. El problema surge cuando el apetito supera la saciedad.

Mientras el apetito es el deseo o gusto por un alimento en específico, es decir, “tengo antojo de”, la saciedad, que se presenta cuando el organismo está satisfecho y deja de comer, a pesar de que tenga más alimento a su disposición. Sucede, sin embargo, que las fronteras de la saciedad son muy frágiles.

Como explican los especialistas, “a pesar de que la persona pueda sentirse satisfecha en una comida o cena familiar, siempre existirá el momento en que la abuelita, la madre o la hermana se acerquen a ofrecerle más comida o postre arguyendo que lo hicieron pensando en ella y es el que le gusta, aquél que satisface sus antojos.” En estos casos, generalmente ocurre que ésta acepta la invitación y come más, con todo y sentirse satisfecha de antemano.

De ahí la importancia de aprender a comer bien, independiente de la época del año. Como anotan los autores, “el estudio e investigación del comportamiento humano es reciente; ojalá que el trabajo de quienes participamos en ello tenga trascendencia en las decisiones y políticas que se toman para dirigir los rumbos de la alimentación mundial.”

En este sentido, regular la conducta alimentaria depende tanto de una educación correcta sobre el tema –los riesgos de extralimitarse y dejarse llevar por los antojos, obviando las señales de saciedad que ofrece el cuerpo, por ejemplo- como de un genuino interés por adquirir mejores hábitos alimenticios, algo que depende fundamentalmente de una toma real de consciencia sobre los graves riesgos que implica comer inadecuadamente.

Controlar el peso no solo es importante para sentirnos bien con nosotras y sentirnos guapas, si no que también por salud. Mujer y Punto promueve una vida saludable!