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Un estudio realizado por dos investigadores de la Universidad de Ottawa se ha propuesto averiguar cuáles son las definiciones que circulan en la sociedad sobre el sexo casual; principalmente, pero no únicamente, entre los llamados “jóvenes adultos”.

Y llegaron a la conclusión principal de que existen cuatro categorías principales en las que se engloban este tipo de relaciones, que a su vez, implican una serie de reglas no escritas y sentimientos diferentes: amigos con derecho a roce, llamadas calientes, fuck friends y aventuras de una noche.

La mayor parte de la bibliografía científica a tal respecto señala que las fronteras entre estas categorías son muy tenues, lo que puede dar lugar a conflicto. Es decir, ¿es necesario consumar la relación para considerar que se “está con alguien”? ¿Cuántos encuentros son necesarios para considerar que se tiene “un amante”? Y, ¿cuál es el grado de intimidad permisible antes de convertirse en pareja?

En lo que sí se muestran de acuerdo la mayor parte de investigaciones es que, a diferencia de lo que ocurre con las relaciones de pareja estables, el sexo casual suele dar lugar a un mayor número de consecuencias negativas, por moralista que pueda parecer esta afirmación. Entre estas se cuentan la propensión a mantener relaciones de riesgo, estrés emocional, sentimientos de culpa y una mayor propensión a sentirse solo o deprimido después del encuentro sexual.