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Sexo con un narcisista: ¡Arranca!. Ya lo había estudiado hace unos años Sigmund Freud, ese fuerte lazo entre sexo y el narcisismo. Pero la Universidad de Florida puso mayor énfasis en esta conexión enfermiza en una publicación que difundieron hace poco en el Journal of Social and Personal Relationships, donde aseguran que estos individuos están obsesionados con la satisfacción sexual y se alejan voluntariamente de las relaciones estables. Entonces, optan por conquistas sexuales a corto plazo. Tiene un amplio sentido de la sexualidad, aunque lo ven de modo diferente al común del ser humano, porque lo enmarcan en términos de poder, influencia y atrevimiento.

“Cuando lo conocí, lo encontré ególatra y aunque me molestó su actitud, me dejé llevar por su atractivo y esa postura de ganador que manejaba siempre. Salimos un par de veces y a la tercera nos fuimos a su departamento. Era impecable, parecía casi arrendado de lo perfecto que estaba. Luego, el sexo se desató brusco, tosco, rápido, sin técnica más que el movimiento acelerado de él”, cuenta Pía de 34 años, quien agrega, “tenía espejos en toda la pieza y mientras intimábamos no me miraba, ¡sino que se miraba! Era como si se hiciera el amor a sí mismo. El peor sexo que he tenido en mi vida”.

La experiencia de Pía describe al típico narcisista y si ella se hubiese relacionado más seriamente con él, lo más seguro es que éste la habría engañado al poco tiempo de estar juntos. Y es que el narcisista siempre está en búsqueda de nuevas parejas sexuales. Nunca se satisface y siempre piensa que tener más parejas con las que intimar, mejora su imagen.

El problema es que son encantadores, porque tienen las habilidades sociales muy desarrolladas, entonces seducen con facilidad. Aunque al poco conocerlos te darás cuenta que direccionan todas sus conversaciones hacia sí mismos. Nunca se relacionan de igual a igual, por lo que la pareja sólo sirve si ésta le eleva el ego como desean y con la frecuencia que creen necesitar.

Entonces, si has tenido la mala suerte de cruzarte con uno y te sientes algo enganchada por su poder seductor, ¡¡arranca mientras puedas!! De lo contrario tendrás que convertirte en una aduladora constante para salvar la relación con quien no quiere comprometerse cien por ciento con nadie más que consigo mismo.

No olvides que en el amor es primordial querer en singular y plural, en primera persona, en segunda y en tercera.

2013 JUN 082Por Karen Uribarri

@karenuribarri