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Cuando hablamos de igualdad de género, las personas por lo general, lo asocian exclusivamente al ámbito laboral, constitucional y familiar, dejando de lado un área de nuestra vida que es esencial y que nos involucra a todos sin excepción: la sexualidad.

Ad portas de iniciar un nuevo año, seguimos hablando de sexualidad femenina o masculina, continuamos normalizando conceptos como que los hombres tienen más impulsos sexuales, que las mujeres suelen preferir ciertas posturas eróticas, que los vibradores son para el placer de ellas, que el sexo anal es más placentero para ellos. Continuamos normalizando comportamientos machistas en la cama, como que una mujer con demasiada iniciativa y/o experiencia  asusta, que un hombre siempre tiene que tener ganas de tener sexo y erecciones muy firmes, que una pareja debe tener – casi por ley – una determinada frecuencia sexual para ser feliz, de lo contrario, algo debe andar muy mal y que el sexo anal es una práctica tabú exclusiva de personas que mantienen relaciones homosexuales.

Lamentablemente, en el ámbito del sexo, seguimos pegados en la era de las cavernas, en la época en que era normal decir “los hombres no lloran”. Aún no hemos podido salir por completo de los prejuicios, las verdades absolutas y moralistas y de los pensamientos machistas presentes en hombres y mujeres que sitúan, por ejemplo, a una mujer violada o abusada como la principal culpable o sospechosa por “andar sola a esa hora”, “por andar con ese escote o vestido tan corto”, “por andar borracha y drogada” o “por andar coqueteando”.

Si bien aún estamos lejos de conseguir una verdadera igualdad de género bajo las sábanas, todos podemos hacer un aporte en este ámbito desde nuestra vivencia y mundo. Acá, te brindo algunas guías, desde mi experiencia como educadora sexual y especialista en juguetería erótica, con las que podemos resetear nuestro chip:

  • Los juguetes sexuales no tienen género. Por ejemplo, con un vibrador podemos estimular tanto a una persona con vulva como con pene.
  • El ano es una zona erógena estimulable tanto en hombres como mujeres.
  • No existe un mínimo ni un máximo de encuentros sexuales que implique tener una sexualidad feliz.
  • No todos los juguetes eróticos ni prácticas sexuales son para todos, ya que todos los cuerpos son distintos. Por eso es importante conocerse y descubrirse.
  • En el sexo todo es válido, siempre y cuando, haya total consentimiento voluntario de los involucrados en el encuentro.
  • No hay prácticas sexuales exclusivas de un género.
  • La masturbación es una práctica saludable a toda edad,  en todo género y es independiente de si se está en pareja o no.
  • El nivel de deseo sexual de una persona no está relacionado con el género.
  • Las preferencias por determinadas prácticas sexuales no condicionan tu moral o tus valores como persona, ya que ellas son tan variadas como las preferencias de comida, estilos para vestirse u otras opciones que se nos presentan en la vida.
  • El placer sexual abarca mucho más que el pene y la vagina. De hecho, el órgano más extenso de nuestro cuerpo, es la piel.
  • El sexo penetrativo es tan solo una de las tantas prácticas sexuales que podemos experimentar.

Rosa Veas
Educadora sexual de pares y orientadora en juguetería,  cosmética erótica y coordinadora de  ventas al detalle de Starsex (Starsex).
Te invitamos a seguirlos en @Starsex.cl