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Realizando la entrevista a Paty Cantú hace unas semanas, ella hizo referencia a la palabra sororidad. Debo reconocer mi ignorancia, pues nunca había escuchado el término antes. De hecho, pensé que era un error de pronunciación o alguna palabra mexicana que yo desconocía. Pero, como suele pasar, esta empezó a aparecer en mis conversaciones y ya no era solo la cantante quien lo usaba, sino otra entrevistada, una amiga, la televisión… Etc. Así es que decidí investigar de qué se trataba y aquí les comparto lo que encontré:

Solidaridad, hermanamiento, complicidad o alianza entre mujeres, todo ello es la sororidad. Un término que inspira al movimiento feminista y que, dicen, es clave para crear redes de mujeres que caminen juntas hacia la igualdad.

El 2018, la RAE  incorporó este término como “agrupación que se forma por la amistad y reciprocidad entre mujeres que comparten el mismo ideal y trabajan por alcanzar un mismo objetivo”. 

Origen de la sororidad

Como era de esperarse el término es un derivado del latín Soror que significa hermana y es un neologismo se emplea para referirse a la solidaridad que existe entre mujeres que luchan contra las sociedades patriarcales.

Aun cuando hay diferentes versiones, al parecer  sororidad proviene de la palabra inglesa “sisterhood”, utilizada en los años 70 por Kate Millet, referente del feminismo de la segunda ola y autora de Política sexual.

Años más tarde, la académica mexicana, Marcela Lagarde, utilizó la versión en español, sororidad, por primera vez desde una perspectiva feminista tras verlo en otros idiomas, “Encontré este concepto y me apropié de él, lo vi en francés, ‘sororité’ y en ingles, ‘sisterhood’,” explica.

Ella considera la sororidad un pacto político entre mujeres.​ Se refirió a este término en una publicación de 1989, definiéndolo como:

“[..] amistad entre mujeres diferentes y pares, cómplices que se proponen trabajar, crear y convencer, que se encuentran y reconocen en el feminismo, para vivir la vida con un sentido profundamente libertario”.

Asimismo, ha profundizado en aspectos teóricos y prácticos del término, manifestando que la sororidad refiere a:

“[..] una dimensión ética, política y práctica del feminismo contemporáneo. Es una experiencia de las mujeres que conduce a la búsqueda de relaciones positivas y a la alianza existencial y política, cuerpo a cuerpo, subjetividad a subjetividad con otras mujeres, para contribuir con acciones específicas a la eliminación social de todas las formas de opresión y al apoyo mutuo para lograr el poderío genérico de todas y al empoderamiento vital de cada mujer”.

Sin embargo, sororidad fue usado mucho antes por Miguel de Unamuno en su novela Tía Tula (1921). Así 50 años antes de que adquiriera un significado feminista, el escritor ya se extrañaba de que junto a “fraternal” y “fraternidad” (de frater, hermano) no existiera “sororal” y “sororidad”.

“¿Fraternal? No: habría que inventar otra palabra que no hay en castellano. Fraternal y fraternidad vienen de frater, hermano, y Antígona era soror, hermana. Y convendría acaso hablar de sororidad y de sororal, de hermandad femenina”. Miguel de Unamuno: La Tía Tula.

De este modo el escritor fue el primero que dio a conocer la carencia léxica y propuso el nombre para “el amor de la hermana”.

Según Wikipedia “Durante la denominada segunda ola del feminismo (1960-1980) en los Estados Unidos, muchos grupos de mujeres se formaron en torno a intereses en común para prestarse apoyo mutuo y comprensión, empleándose la palabra sisterhood o sorority para definir estas relaciones entre iguales”

Claro y como es común en esta época, el término ha generado críticas dentro del propio movimiento feminista, ya que para algunas la palabra Sororidad no toma en consideración las desigualdades raciales, de clase y orientación sexual entre las mujeres.