Actualmente en Chile, el Cáncer del Cuello Uterino es la primera causa de muerte por Cáncer en mujeres antes de los 50 años. Al año aparecen más de mil casos, de los cuales 700 mueren.

“Hoy día sabemos que esta enfermedad es producida por una infección viral y solo aparece  cuando la mujer es infectada por el Virus Papiloma Humano a través de las relaciones sexuales”, explica el Dr. Iván Rojas, jefe del Servicio de Obstetricia, Ginecología y Neonatología de Clínica Santa María.

La principal herramienta que se tenía hasta ahora para detectar a tiempo este tipo de Cáncer era el examen citológico de Papanicolau (PAP), el cual permitió disminuir de forma muy importante la cifra de muertes en Chile. A pesar de eso, no ayuda a prevenir la aparición de la enfermedad, solo la detecta precozmente.

Existen más de 100 tipos de este virus y una mujer puede adquirir cualquiera de ellos. Sin embargo, solo un grupo concentra el mayor riesgo de desarrollar lesiones neoplásicas (cancerosas) siendo los más frecuentes los VPH 16 y 18, responsables  del 70% de los Cánceres cervicouterinos.

Actualmente existen dos vacunas preventivas contra esos tipos de VPH. Se deben administrar en mujeres no expuestas al virus, es decir, que aún no hayan iniciado su vida sexual -de preferencia entre los nueve y 14 años-.

“Una mujer se puede vacunar después de ese período, pero si ya tuvo relaciones y se expuso al virus, la respuesta inmune es menor y la vacuna no tendrá tanto efecto”, asegura el Dr. Rojas.

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Además, el problema aún no está resuelto por completo, ya que queda un 30% de posibilidades de que el Cáncer aparezca por la presencia de otros tipos de VPH que no están cubiertos por las vacunas preventivas.

Nuevo examen

Como se tiene certeza de que el VPH es el agente causal del Cáncer cervicouterino, en Chile existen muchos exámenes que analizan la presencia de este virus. Sin embargo, solo cuatro de ellos están validados por la FDA (Agencia de Medicamentos Estadounidense) y Clínica Santa María cuenta con uno de ellos: Cobas 4800 (ROCHE). 

En la consulta ginecológica se toma una muestra de las secreciones del cuello del útero de la paciente, al igual que el Papanicolau. La diferencia radica en la forma en que estas se analizan.

En un PAP, las muestras son revisadas por un Tecnólogo y un Anátomo Patólogo, quienes examinan las células a través de un microscopio, detectando alteraciones  en ellas sugerentes de neoplasia. En cambio con el nuevo examen, se detecta el  material genético del Virus Papiloma Humano, permitiendo identificar si está presente y si este corresponde a un virus  de alto o bajo riesgo oncogénico.

“Este examen tiene una sensibilidad mayor que el PAP, lo que permite un diagnóstico precoz con mayor precisión”, explica el Dr. Rojas.

Lo ideal es que este examen sea un complemento del PAP, y no un sustituto.

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¡VPH no es sinónimo de Cáncer!

El Virus del Papiloma Humano es la infección más frecuente y se estima que en Chile, bajo los 30 años en la población sexualmente activa, alrededor del 20-30% porta el virus. Cuando las mujeres comienzan a tener relaciones sexuales con hombres que no son vírgenes, la posibilidad de que ellos les transmitan el virus es alta.

En la gran mayoría de las infectadas el virus desaparecerá por sí solo en un plazo de dos años. Solo en un grupo muy pequeño (2 o 3%) el VPH  queda como infección persistente. “Esto se debe a algún problema en la capacidad de defensa del cuello del útero que impide que el virus desaparezca, permitiendo que se incorpore a la célula normal desarrollando una neoplasia y finalmente un Cáncer”, explica el especialista.

El hecho de que los resultados determinen que se es portadora del Papiloma Humano, no determina que a futuro vaya a desarrollarse un Cáncer al Cuello del Útero. Solo significa que se debe seguir controlando cada cierto tiempo para ver si el virus desaparece por sí solo.

Si al cabo de dos años el virus aún permanece, se debe seguir observando. El Dr. Rojas es categórico al señalar que “no existen tratamientos, ni tampoco se justifican, para mujeres virus positivas que aún no hayan desarrollado ninguna enfermedad”.

La recomendación es hacerse el examen a partir de los 30 años para determinar si el VPH está siendo persistente, es decir, que no abandona el cuerpo. “No se saca nada con realizarle este examen a mujeres más jóvenes, ya que la probabilidad de que el virus desaparezca por sí solo es alta. En cambio a partir de los 30 años, es una buena edad para detectar a aquellas mujeres que no han eliminado el virus espontáneamente y que se deben controlar a futuro para detectar a tiempo cualquier lesión que pueda derivar en un Cáncer”, agrega el especialista.

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