Un día pensé qué pasaría conmigo si alguien me ofreciera tomar la píldora de la felicidad que aseguraría armonía para mi eternidad.
Cuando tenía 18 años, compartí este momento hipotético con mi madre, ella me dijo, ¡claro que la tomaría! ¡cómo no quererlo!
En ese momento pensé. Si la tomo ¿cómo podría saber qué puedo hacer por mí misma? ¿qué dependería de mí realmente para ser feliz? Y me impacté. Lo vi casi, como una oportunidad de no ser libre. Libre de vivir mi vida con equivocaciones y con capacidades de mejora.
Quizá algunas personas prefieran que les digan cuales deberían ser sus metas, cuál es el camino a seguir y cómo tendrían que vivir sus vidas. “Confiando” en la suerte, en las cartas, en la “magia” de algún chamán o sabio para transformar la vida en lo que realmente desean.
Quizás estas personas no crean lo suficiente en sus capacidades. Tal vez necesiten con mayor fuerza aún que se les transmita el valor de su interior para alcanzar sus objetivos.
He comprendido que la felicidad es una de las búsqueda más importantes del ser humano. Y he comprendido también que no todos tenemos la oportunidad de darnos cuenta de lo que realmente queremos. Por múltiples factores, por vivir en el ego, por buscar ser el número uno, por competir constantemente, por buscar reafirmarnos en la sociedad, por falta de autoestima, o simplemente por no creer en nuestro valor como personas.
O simplemente por errar el camino.
He comprendido que el camino a la felicidad está en ser quien realmente quieres ser, sin autosabotaje. Todos esos múltiples factores mencionados anteriormente no hacen más que sabotear lo que sí queremos. Si supiéramos que en el fondo de cada uno de nosotros está, en esencia, un bien no sólo personal sino un bien común, quisiéramos ir por él. Un bien limpio y puro de todos esos patrones que hemos repetido de nuestros ancestros y que ni siquiera tienen tanta explicación en nuestra realidad, porque muchas veces no nos podemos explicar por qué repetimos patrones sin mostrar mejora alguna, y vemos pasar ante nuestros ojos el “karma” familiar.
Entonces, ¿cuál es el sueño más importante de tu vida? ¿cómo te visualizas en ese sueño?
¿Qué sientes? ¿qué haces? ¿qué dices?
Te afirmo algo, en ti están todas las respuestas, porque tu vida es irrepetible. Las fórmulas están en tu interior y saldrán cuando decidas despertar para hacer realidad ese sueño que tanto deseas.
¿Cómo comenzar a ir por tu sueño?
Obsérvate en tu situación actual (no deseada) como si estuvieses viendo pasar una película frente a tus ojos ¿qué estás haciendo?¿qué sientes? ¿qué te dices? Ahora (si puedes) busca una lugar cómodo y tranquilo, toma lápiz y papel. Y comienza a visualizarte en tu sueño como si ya estuviese cumplido, vívelo como si fuera real ¿qué sientes? (cuáles son tus emociones) ¿qué estás haciendo? (qué capacidades muestras) y ¿qué te dices a ti misma? (cuál es tu diálogo interno) Luego, toma nota de cada detalle de lo que sentiste, hiciste y te dijiste.
Has dado un gran paso. Te invito a revivir esa sensación que te entrega tu sueño cumplido, lleva contigo ese registro para que lo recuerdes cada vez que quieras (como si fuese tu mantra) repítelo en imágenes, sensaciones y acciones.
El segundo paso: modifica una acción de tu situación actual, por la que visualizaste en tu sueño.
Con este simple ejercicio, estarás decidiendo vivir la felicidad que tú necesitas y a tú manera.
Como dice el escritor irlandés George Bernard Shaw, “Si has construido un castillo en el aire, no has perdido el tiempo, es allí donde debería estar. Ahora debes construir los cimientos debajo de él”.
Macarena Villella Latoja
Periodista, Directora de Comunica, Coach Integral.
@macavi6
Foto de: We Heart It.
