Altera tu ambiente:
Si te tienta comer en el mismo lugar o a la misma hora del día (cuando te sientas frente a la TV después de la cena, por ejemplo), otros factores podrían estar afectándote. De acuerdo con un estudio publicado en el Journal Annual Review of Nutrition en 2004, la iluminación y la temperatura pueden afectar cuánto comes. Mantén el termostato a una temperatura más alta, o ponte un suéter si no puedes controlar el aire acondicionado, porque los sujetos en este estudio comieron más en temperaturas frías. Y opta por luces brillantes. La investigación indicó que el bajar las luces puede provocar a las personas consumir más comida.