Realizado con casi 9.000 individuos durante seis años, en el estudio se constató que los consumidores de comida rápida presentan, respecto a aquellos con un consumo mínimo o nulo de este tipo de alimentos, un incremento del 51% en el riesgo de desarrollar este trastorno

El consumo de bollería industrial (magdalenas, cruasanes, rosquillas y similares) y comida rápida (hamburguesas, salchichas y pizza) ha sido relacionado con el diagnóstico médico de la depresión a partir de los resultados arrojados por una investigación reciente, liderada por científicos de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria y de la Universidad de Navarra.

Estos resultados, publicados en la revista Public Health Nutrition, revelan que los consumidores de comida rápida presentan, respecto a aquellos con un consumo mínimo o nulo de este tipo de alimentos, un incremento del 51% en el riesgo de desarrollar depresión.

Además, en el transcurso del estudio se observó una relación dosis–respuesta, es decir, que “cuanta más comida rápida se consume, mayor es el riesgo de depresión”, según ha explicado Almudena Sánchez-Villegas, primera autora del estudio.

El trabajo expone que los participantes con mayor ingesta de comida rápida y bollería industrial son más propensos a estar solteros, ser menos activos y a tener un patrón dietético peor, con un consumo menor de fruta, frutos secos, pescado, verduras y aceite de oliva. Fumar y trabajar más de 45 horas semanales son otras de las características prevalentes en este grupo.