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Cada vez que escuchamos sobre violación se trata de un hombre que violentó a una mujer. Pero existe otra realidad que es tan brutal como esa: la violación de mujer a mujer. Y peor, esta realidad suele silenciarse y es más difícil de probar. Por eso las víctimas deciden no denunciar y se siguen acumulando casos que quedan impunes. Porque a veces olvidamos que las mujeres pueden llegar a ser tan crueles como los hombres. BBC Mundo compartió la experiencia de Rebecca Twinley y acá te la queremos contar.

Violación de mujer a mujer

Hace dieciocho años, fue violentamente violada y agredida físicamente por una desconocida, en un lugar público.

Cuando logró escaparse, se fue directamente a casa y se duchó. Se sentía completamente entumecida. Le preocupaba que la gente que la conocía la viera, pues su cara estaba llena de morados por la agresión física. ¿Qué les diría?

Al día siguiente, le contó a quien era su compañera íntima en ese momento lo que le había pasado.

Le dijo que no entendía cómo una mujer podría violar a otra mujer. Eso la destruyó. Su reacción la hizo sentir completamente aislada.

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Por qué es tan difícil entender la violación de mujer a mujer

Por un lado, la gente tiende a concebir a las mujeres como afectivas y solidarias. A muchos les cuesta aceptar que son capaces de ser tan crueles como los hombres.

Cuando se trata de mujeres violando a mujeres, es un acto de violencia y control, no de sexo.

Además, la falta de comprensión sobre lo que constituyen las relaciones sexuales consentidas entre mujeres contribuye a la dificultad para entender la violación de mujer a mujer.

Pero la reacción de su pareja llevó a Rebecca a pensar que no valía la pena reportar el ataque a la policía: Si ella no entendía, pensó, ¿cómo podrían entenderlo ellos?

Trató de encontrar información o un servicio de apoyo que la ayudara a sobrellevar lo que le había sucedido, pero no había nada. Se sintió muy, muy sola.

Violación de mujer a mujer Rebecca Twinley
Rebecca Twinley hoy se define como terapeuta ocupacional, científica ocupacional y social, feminista y esposa. Imagen: fuente.

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La investigación

En 2010, años más tarde, Rebecca empezó a trabajar en la Universidad de Plymouth, Reino Unido, como profesora en el programa de terapia ocupacional. Ahí aprovechó la oportunidad para comenzar sus estudios de doctorado.

Decidió investigar la violación de mujer a mujer y el asalto sexual. Ella sabía que era un problema real -conocía también a otras mujeres que lo habían experimentado- pero no había investigación confiable.

Comenzó con una encuesta en la web abierta al público general. Pedía marcar “cierto o falso” a:

– He experimentado una agresión sexual de una mujer

– He oído hablar de mujeres que agreden sexualmente a otras mujeres (además de mi experiencia en la que una mujer me agredió sexualmente).

– He oído hablar de mujeres que agreden sexualmente a otras, pero nunca lo he experimentado yo misma.

– Nunca he oído hablar de que una mujer agreda sexualmente a otra mujer.

– No creo que el asalto sexual de mujer a mujer sea posible.

Recibió 159 respuestas y en ninguna de ellas estuvieron de acuerdo con la última declaración. La encuesta fue pequeña y no representativa de la población general, pero daba algunas luces.

59 encuestados habían experimentado la agresión sexual infringida por otra mujer. De estos, 38 también sabían de otras mujeres que habían sido agredidas sexualmente por otra mujer. Muchos de los encuestados (42,4%) había oído de casos en los que una mujer había agredido sexualmente a otra.

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Problemas legales

Es difícil encontrar datos estadísticos sobre este tipo de violación, sin embargo, en una entrevista que Rebecca hizo para un programa de radio de la BBC, habló con Yvonne Traynor, la directora de Rape Crisis en Inglaterra, una organización comunitaria que ofrece ayuda en caso de violación, abuso e incesto, quien señaló: “Alrededor del 10% de los autores (de las violaciones que les reportan) son mujeres”.

Según le dijeron las personas con las que habló para su investigación, uno de los principales impedimentos de llevar sus casos a los tribunales era la definición legal de violación.

“Comete violación el que tuviere acceso carnal con otra persona, sea por vía vaginal, anal o bucal, en cualquiera de los casos siguientes:

  1. Cuando se usare fuerza o intimidación,
  2. Cuando la persona se hallase privada de sentido o cuando se abusare de su enajenación, y
  3. Cuando fuere menor de doce años cumplidos, aunque no concurriere ninguna de las circunstancias expresadas en los dos número anteriores”.

Hasta 1994, la ley del Reino Unido afirmaba que la violación sólo podía ser cometida por un hombre contra una mujer. En 1994, Stonewall (ONG de Homosexuales, Bisexuales y Trans) logró que se reconociera que los hombres también pueden violar a hombres.

Ha habido casos en el que se ha condenado a mujeres por ayudar a un hombre, u hombres, a violar a otra persona. Pero cuando las mujeres violan, el delito es invisible y las víctimas son, efectivamente, silenciadas.

En 2016, una petición para que la definición legal de violación incluyera la violación de una mujer a un hombre recibió la siguiente respuesta del gobierno británico:

“Hubo acuerdo considerable en que la violación debe seguir siendo un delito de penetración de pene. Por lo tanto, no tenemos planes para modificar la definición legal de violación”.

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Campo minado

Una de las mujeres con las que habló, Cailey, fue violada repetidamente por una mujer mayor durante años, desde antes de que cumpliera 16 años. Habló con una amiga cercana que trabajaba en la policía, quien le aconsejó que no reportara el delito.

“Es un campo minado”, le dijo. “Si se tratara de un hombre quizás podríamos llegar a algún lado, pero tratándose de una mujer, es poco probable que la procesen“.

Otra de las encuestadas, Lauryn, fue violada por una mujer y mientras el novio la agredía. Lauryn fue a la policía, pero más tarde decidió no presentar cargos pues los autores del delito la estaban amenazando.

“Cuando le dije a la agente de policía: ‘no puedo hacerlo’, ella respondió: ‘probablemente es una buena decisión: te servirá como experiencia'”.

El silencio

Muchas de las entrevistadas dicen que no fueron escuchadas o que chocaron con la actitud de que los delitos sexuales de mujer a mujer no eran graves.

“Tratas de hablar sobre el tema, pero nadie quiere escuchar”, dijo una de ellas. Había compartido su experiencia con una amiga y una terapeuta. “Se quedan en silencio y me empiezo a sentir como un monstruo”.

Casi todas las personas que compartieron sus historias con Rebecca hablaron de la falta de apoyo para las mujeres que han sido asaltadas sexualmente por otras mujeres.

Todas tenemos la esperanza de que esto cambie.

Cuando le preguntó a una de ellas por qué quería estar involucrada en su investigación, respondió: “Para promover la concientización”.

La sociedad, y la ley, tienen que ponerse al día con la realidad.

Imagen destacada y texto: BBC Mundo.